LUÍS ROJAS MARCOS: La Felicidad es cuestión de codos
¿Optimismo o pesimismo, qué le es más natural al hombre?
¡El optimismo, por supuesto! Es natural y genético. Si no, ¿cómo se explica la evolución de nuestra especie con tanto desastre como hay en el mundo? Enfermedades, guerras, plagas... Y la gente se sigue levantando, haciendo el amor, disfrutando del buen vino, teniendo hijos... No conozco a ningún pesimista que haya inventado algo.
La buena literatura nace del pesimismo...
No me vale. La literatura no es un invento. Piensa en la penicilina, el automóvil, el cohete... Lo han inventado personas con curiosidad y optimismo. Cuando Fleming vio unas manchitas, no se desmoronó. ¡Gracias a eso hay antibióticos!
Decía Unamuno que al hombre le interesa más el drama que la comedia. ¿Por qué somos así?
Bueno, esa afirmación hay que matizarla. Es verdad que el hombre siente cierta fascinación por las atrocidades, por el morbo. Las situaciones trágicas resuenan en nosotros de forma especial porque nos ponen en contacto con la muerte.
¿Se nos puede programar para ser optimistas?
Por lo menos el 30% de nuestro positivismo está gobernado por los genes. Luego hay que tener presente el carácter que hemos desarrollado en los 15 primeros años de nuestra vida. Eso es otro 30%. El porcentaje restante depende de nosotros. Pero no es como aquello de “aprenda inglés en un mes”, ¡yo tardé dos años en hablarlo! No se hace en un día. Debes planificarte, porque la felicidad no es una ciencia infusa, es cuestión de codos.
¿Y hay alguna clave?
Reside en tres puntos. Tenemos que hacer todo lo que podamos por mejorar nuestro estado de ánimo. Buscar sentimientos positivos. Elaborar una lista de las cosas que nos gustan. Luego hay que planificar las relaciones con los demás. Desahogarse con ellos, porque hablar ayuda. A mis pacientes les pido que hablen con seis personas diariamente. Aunque sea por teléfono y de cosas insustanciales. Las áreas del cerebro que controlan los sentimientos positivos están conectadas con nuestra forma de pensar. Alguien que se siente bien ve lo bueno a su alrededor y recuerda las cosas en positivo. Y, por último, piensa como piensas: ¿cómo son tus pensamientos automáticos? Debemos examinar nuestras reacciones todo el tiempo.
O sea que la dicha y la desdicha no dependen tanto de los avatares de la vida como del significado que les damos...
¡Evidente! ¿La herida que te hace un cirujano tiene el mismo significado que si te has arañado en la piscina o te la ha hecho un amigo sin querer? Las cosas no son en sí mismas malas o buenas, depende del prisma con que las miremos. Si pasa una embarazada, no le da el mismo significado una mujer estéril que ansía ser madre, que otra que ya tiene cinco hijos y está harta de cambiar pañales, ¿no te parece?
¿Qué envenena el optimismo?
La depresión es el principal enemigo de la felicidad. Hace estragos. El deprimido no ve la necesidad ni de salir de su propia depresión. La depre mata la esperanza, que es otro ingrediente del optimismo. El segundo veneno es la indefensión crónica. Cuando uno ve que, haga lo que haga, no tiene control sobre su vida, se siente morir. Otro ingrediente dañino sería la frustración.
1 comentario:
Excelente entrevista.
Maiví
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