http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2009/07/10/0003_7838751.htm
http://www.lavozdegalicia.es/pdf/2009/7/H10P1.pdf
http://certo.es/index.php?page=reto_juancho_armental
Como si fuesen dos de los antiguos barcos a vapor que atravesaban la ría de Arousa, Juancho Armental, que es la de la orilla norte de la ría, y Diego Jesús Sotelo, de la parte sur, cruzaron ayer los 14 kilómetros que separan Vilagarcía de A Pobra.
El mérito del primero está en que no necesitó ninguna máquina para hacer la travesía. O sí. Para llegar nadando de un lado a otro, tuvo que servirse de un cuerpo y una mente que no parecen saber de retos insalvables. Y es que Armental, de profesión psicólogo y consultor de recursos humanos, lleva tiempo echándole pulsos a su capacidad de aguante. De ahí que cada poco, como ayer, sorprenda con singladuras a nado que al común de los mortales le suenan a batallas de héroe. El mérito del segundo es haber atravesado la ría, pese a no estar en sus planes. El haberla cruzado por acompañar a su colega.
Quizás la razón de que ningún reto se le atragante al primero esté en la poca importancia que él parece darles. Porque, ayer, solo unas horas antes de echarse al agua para recorrer la ría,
Armental hablaba de esta guisa: «
Solo voy a hacer un entrenamiento para el auténtico reto de este año, que es ir desde la isla de Sálvora hasta Boiro». Y más sorprendente sonaba lo que contaba acerca de cómo estaban siendo sus horas previas al chapoteo. «
Estuve trabajando, claro, desde las ocho menos cuarto», decía. Así de sencillo. Únicamente, su voz se tornaba emocionada al contar que, esta vez, varias personas lo acompañarían en algún tramo. «
Se va imponiendo lo de que los retos están al alcance de todos», afirmaba.
Y, horas más tarde, había que darle la razón. ¿Qué pasó?
Juancho Armental salió de Vilagarcía acompañado de
Diego Jesús Sotelo y, cuando llegó a A Pobra, este hombre seguía con él. Sin desmayo. Sin cansancio. También
Eloy Martínez, otro varón con brazos fuertes, hizo parte de la travesía. Quienes los acompañaron subidos a lanchas, vieron cómo superaron los momentos en los que el dolor de estómago o el frío de las aguas os invitaban a dejar el reto. También vieron cómo, sobre las nueve de la noche, tras
4 horas y 46 minutos horas nadando, fueron recibidos en el muelle pobrense.
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