domingo, 30 de mayo de 2010

Examen de confianza granate

Este fin de semana se me ha formulado una duda que desearía atender. En concreto, se me ha preguntado sobre cómo puede afectar sobre un equipo dos direcciones o tendencias distintas: por un lado, un encadenamiento constante de victorias o, por el contrario, qué puede suceder cuando en los últimos partidos la superioridad de un equipo de toda una temporada ya no se refleja con tanta evidencia como hace unos meses.

Ayer, el Pontevedra CF empató a cero en su penúltima oportunidad de ascender a la división de plata del fútbol español, pero me centraré en abordar la primera de las dudas que se han planteado.

Después de quedar cuarto en la liga regular y tras una temporada turbulenta, el equipo granate consiguió in extremis “colarse” en la fase de ascenso y el destino, siempre con caprichos tras de si, ha querido que tras una primera eliminatoria épica, el club de Pasarón se cruce ahora en el camino del ascenso con uno de los equipos más pronunciados en el panorama futbolístico nacional a lo largo del año, el Alcorcón, primero de su grupo.

La confianza es un proceso que, irremediablemente y de un modo general, siempre va a depender del tiempo y del resultado de las experiencias vividas en todo ese tiempo. Para ganar en confianza, un individuo o un grupo deben someterse a situaciones que les examinen. Sin examen, en la vida como en el deporte, la confianza no tiene posibilidad de engordar, y si no crece, se estrecha.

Mi colega Pep Marí, del CAR de Sant Cugat, sostiene que si existe una fórmula de la confianza, esta debería integrarse por lo menos por tres elementos. En primer lugar, el historial de resultados conseguidos (no solamente el del último partido). Es evidente que la mentalidad ganadora se consigue ganando, pero si en tu memoria a corto plazo sólo aparecen los últimos malos resultados o partidos, la confianza alcanzada en el pasado ahora ya estará caduca.

En segundo lugar Marí nombra el conocimiento del talento que se tiene entre los jugadores del equipo como ingrediente que puede engrosar la confianza de un grupo; “cuando los resultados no sirven para creer en la victoria siempre queda confiar en el talento individual para resolver las situaciones más comprometidas. El talento, si se tiene, no se pierde, es para siempre. Los resultados varían”.

Por último, el tercer elemento necesario de esta ecuación de la confianza propuesta por el psicólogo catalán es el trabajo. Si tú te lo has currado y sabes que puedes hacer lo que se te demanda en esa situación concreta, confiarás más. “Hacer los deberes te hace sentir más preparado para aprobar el examen”.

Considero que primordialmente de estos tres elementos depende nuestro nivel de confianza ante cualquier situación o demanda, sea esta deportiva como laboral, pero no estaría de más saber cómo buscar la confianza.

Cualquier situación para la que se requiera una actuación determinada depende de tener bien aseguradas dos cosas: primero, un nivel de activación ó tensión apropiado a esa actividad (no es lo mismo leer el periódico que encarar un partido decisivo). Segundo, focalizar la atención en aquello que toque en ese momento y no en otras cuestiones. Si aprendemos y nos aseguramos de atender a lo que tenemos que atender y nos preocupamos de ajustar siempre nuestro nivel de activación en función de la acción a realizar, nuestras opciones aumentarán.

Como concluye Marí, “en psicología hay una regla de oro: Si no crees en tus posibilidades, no hace falta que lo intentes. Con fe o con la fórmula, cualquier persona ha de estar convencida de sus opciones si es que quiere optar a un buen resultado”. Los chicos del Pontevedra CF no van a ser menos.

Juancho Armental
Psicólogo del rendimiento y consultor de RRHH

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