martes, 12 de mayo de 2009

La patera de LEO MESSI. Por Juancho Armental

Estamos de lleno en la era Messi. La prensa, los aficionados, los mejores técnicos de Europa y hasta jugadores del rival histórico del Barça ya han reconocido que Lionel es el mejor futbolista del planeta y sin discusión el jugador del momento. De todos modos, ¿qué tendría que suceder para que el argentino continuase en la cresta de la ola durante un largo periodo de tiempo en contraste y a diferencia de la mayoría de tronistas históricos en este deporte?

Mucho se ha dicho de todos los reyes caídos en el fútbol, pero aparte de los años de esplendor que cada uno de esos jugadores nos han brindado, también se nos ha ofrecido información de primer orden acerca de qué motivos les condujeron a naufragar en sus carreras (dejando de lado las incontrolables), información sobre ¿qué pasó? para que transcurrido “poco tiempo” terminasen devorados por los “leones”.

Si tomáramos algunos ejemplos que la historia del fútbol nos ha facilitado y tratáramos de poner nombre a esos “leones” de los que hablo, los lectores acertarían de pleno. Dejadez personal, indisciplina, falta de profesionalidad y de humildad, los egos, la soberbia, los malos hábitos y las malas prácticas... Yo sólo añadiría dos conclusiones personales: el creer que ya no se tiene nada que demostrar y el pensar en mantenerse por vivir un momento dulce de forma. Si el jugador cae en esto, se lo comen.

Pero no debe ser nada fácil permanecer en ese trono durante mucho tiempo y gestionar todas esas influencias depredadoras. Yo creo que Leo, al igual que el resto de la gente en sus profesiones, debería aprender a prevenirse de lo que a otros les ha sucedido si es que desea cambiar las estadísticas de los talentosos caídos. Pienso que cada persona debería reflexionar sobre el método a seguir para prevenirse y no ser devorados. Voy con mi propuesta.

1. Ilusionarse con los Sueños. Si deseas seguir en lo alto de tu profesión, como mínimo y para empezar, debes soñar con permanecer más tiempo en ese lugar. Una de las características que nos distinguen a los adultos de los niños es que nosotros buscamos muchos argumentos para no soñar, porque si no sueño y no me ilusiono (si no lo intento), no puedo frustrarme. Opino que nada debiera impedir al argentino seguir soñando con alcanzar algo grande, algo más allá de lo que ya ha alcanzado. Opino que Leo debiera pararse un momento a pensar sobre qué cosas le harían realmente feliz alcanzar en su profesión. Si el objetivo de “la pulga” es ir a más, no le queda otra que soñar con algo que realmente le ilusione alcanzar. Si no sueña, se cae.

2. Ilusionarse con los planes. Como decía aquel, los sueños, sueños son. No te hacen cambiar pero te posibilitan cambiar. Es más, por mucho que el lenguaje popular lo indique, los sueños no mueven montañas. Necesitamos de los sueños para definir grandes metas, para contemplar objetivos que nos emocionen, pero son nuestros actos los que harán que los conquistemos. Aclarado esto, entiendo que los sueños hay que convertirlos en una guía que nos permita visionar lo que deseamos lograr (objetivos) y en el conjunto de cosas que tendremos que hacer para alcanzar lo que deseamos.

La segunda receta para Messi será trasladar sus sueños al papel para hacerlos visibles, para hacerlos posibles. Será importante que no infravalore sus sueños ni la posibilidad de soñar, y si puede, sería bueno que escribiera en papel aquellas cosas que por la noche no le permiten conciliar el sueño con facilidad y que en el fondo, si fuera quien de lograrlas, le harían sentir mucho más feliz. Si no ves posible el sueño, no creerás alcanzarlo. Si lo ves factible, te creerás capaz.

3. Trascender para hacer. Hemos soñado en algo que nos ilusiona y hemos creado un plan realista para alcanzarlo. Es cierto que estos sueños sobre el papel garantizan esa dosis de ilusión que nos lleva a emprender la hazaña (nos ilusiona porque lo vemos), pero también es cierto que lo que hará que los alcancemos será el que nada nos corte el camino.

La tercera consigna pregona que siempre debe haber algo detrás de cada meta, algo que explique por qué hago lo que hago. Si no existe una razón de peso, abandonaré. Lograr el objetivo debería representar algo además del logro cosechado. Recordemos que la clave emocional de un sueño no está en el logro de aquello en lo que sueño, sino en lo que ese logro supondrá, lo que ese logro me posibilitará después (fama, dinero, felicidad, ayudar a los demás, sentimiento de orgullo… o lo que sea).

Cuando un inmigrante se embarca en una patera sueña con una vida mejor, no con llegar a “tierra prometida”. Para ello planea como subirse a una embarcación haciendo lo que corresponda y después luchará lo necesario hasta llegar al punto soñado. Pero no lo hará por el simple hecho de llegar a “tierra”, sino por lo que él cree que ello representará en su vida. Ir más allá del simple objetivo le hará ver más allá del desembarco y lo comprometerá aún más con la cruda aventura.

Existe una ley universal “desconocida” que dicta que si no mejoras es que estás empeorando. Consciente y lejos de lo que mucha gente piensa, yo sostengo que no existen “mesetas” en el rendimiento de las personas. Como en el amor o con la luna, el rendimiento si no crece, mengua.

Adelantándome a posibles tropiezos en los que pueda incurrir el astro argentino, he observado que los decrementos de rendimiento a menudo son tan pequeños que pasan mucho tiempo inadvertidos para quien los sufre, y cuando éstos se hacen evidentes, en ocasiones sucede que ya es demasiado tarde para aprovechar las oportunidades que se nos presentan.

Leo tendrá que cubrir inevitablemente varias etapas en su carrera y en cada una de ellas surgirán “leones” para destronarlo. Es cierto que los goles que marque y los premios que reciba testarán públicamente su progresión, pero este termómetro no es muy sensible a las alteraciones en su rendimiento. Si no trata de progresar, empeorará aunque no se percate. Si desea progresar, creo que la herramienta a su alcance más eficaz para permitirle continuar en la brecha y luchar contra los obstáculos que le acechen será tener siempre presente que con ello, con lo que haga o con lo que consiga, se acercará más a lo que ha soñado y a lo que desea lograr.

Ojalá Messi tenga claro lo que pretende y ojalá le ilusione lo que esos logros le proporcionarán. Ojalá alguien le enseñe que precisa reconocer sus “leones” ahora que está en la cresta de la ola. Pero sobre todo, ojalá que Leo tenga claro que para seguir mucho tiempo considerado el mejor no debe dejarse atrapar por el lujoso crucero del éxito sino embarcarse en esa patera que le permita soñar, planificar, y como no, trascender.

Juancho Armental
Psicólogo del rendimiento y consultor de RRHH
http://www.juanchoarmental.blogspot.com/

1 comentario:

Pablo dijo...

Me gusta tu artículo. En compartativa, lo asimilo a la historia de Richi, de ídolo de instituto, de rey de faldas en Puebla, de icono del beso en Chanteclair... a un olvidado